El emperador Qi, tras fracasar en su intento de alcanzar la inmortalidad en el reino celestial, renació en una tranquila ciudad revitalizada por Energía espiritual. Con su habilidad en el manejo de la espada derrotó a varios señores de la guerra, mientras conquistaba a bellas mujeres. También logró invocar a destacadas figuras militares y armas divinas, que le sirvieron con lealtad. De este modo, empezó a borrar a grandes reinos. En su vida pasada, había gobernado un vasto territorio como el Primer Emperador celestial, pero su ambición aún no estaba satisfecha. Por ello, juró que algún día volvería a reinar sobre los Cielos y alcanzaría la cima del poder absoluto volviéndose un inmortal.