A los dos años de edad, Chu Ming fue adoptado por siete maestros de una secta oculta. Durante dieciocho años, logró dominar todas las técnicas secretas de sus siete maestros. Justo cuando Chu Ming se había acostumbrado a una vida en la clandestinidad y pensaba que podría vivir una vida tranquila y despreocupada, sus maestros le ordenaron que, a los veinte años, bajara de la montaña en busca de sus siete hermanas mayores que habían tenido experiencias terrenales. Debía expandir la influencia de la secta. Aunque Chu Ming no quería, se vio obligado a obedecer y comenzó su viaje en busca de las siete hermosas hermanas mayores. Su entrada en el mundo tranquilo causó ondas interminables, como una piedra lanzada al agua, creando innumerables oleadas.