En un mundo devorado por el caos y los zombis, un hombre común decide abrirse paso con su propia fuerza. Ese hombre es Lin Fan.
Cuando los rugidos de los zombis estremecen la ciudad, Lin Fan responde con calma: “Somos vecinos, ¿por qué tanta violencia?”
Mientras la gente huye aterrada, él sigue con su vida cotidiana: “Todavía tengo que comprar verduras.”
Incluso al ver a su vecina Xiao Qing transformada en zombi, solo comenta: “Xiao Qing, compré unas botellas de agua y ya las pagué por QR.”
Y al jefe de su trabajo, en medio del apocalipsis, le recuerda: “Patrón, quiero liquidar mi salario.”
En la Comunidad Yangguang, donde vive Lin Fan, incontables sobrevivientes llegan buscando refugio. Pero Lin Fan nos enseña que incluso en el fin del mundo, se puede vivir con rectitud: respetar la ley, trabajar duro, ahorrar para casa y coche, y, aun en una ciudad infestada de zombis, esforzarse por ser un ciudadano ejemplar.
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